Narración: "Ventiscas negras", las llamaron, nubes oscuras que se extendían km en el cielo agitando millones de toneladas de polvo creando un torrente de destrucción.
J.R. Davison, Residente de Texhoma, Oklahoma: Podíamos ver este banco de nubes bajas, es lo que parecía. Podías verlo en todo el frente. Y observábamos esta cosa y se acercaba, parecía crecer, sabes, se estaba acercando. Los extremos parecían enroscarse. Y sentías como si estuvieras rodeado. Al final, simplemente se te venía encima, cortaba toda la luz. No podías ver nada.
Melt White, Residente de Dalhart, Texas: Y seguía empeorando y empeorando. El viento soplaba más fuerte. Se volvía más oscuro. La vieja casa solo vibraba como si se fuera a volar. Y yo trataba de ver mi mano. "Y seguía acercando mi mano, más y más cerca, más y más cerca, hasta tocar la punta de mi nariz y, aun así, no podía ver mi mano. Así de negro estaba. Muchas personas se levantaron, sacaron sus hijos de la cama, se pusieron a rezar, pensaron hasta aquí fue. Pensaron que ese era el fin del mundo.
Narración: Las tormentas de polvo se tragaron pueblos enteros, atrapando a los residentes en un torbellino de tierra punzante y cegadora. Miles sufrirían de una misteriosa enfermedad. Muchos morirían.
Imogene Glover, Residente de Guymon, Oklahoma: Cuando esas tormentas de polvo soplaban y tu estabas en ellas, bueno, escupías tierra. Parecía… jugo de tabaco, pero era tierra.
Margie Daniels, Residente de Hooker, Oklahoma: Cuando veía una de estas nubes oscuras llegar recuerdo que pensaba: "¿Por qué son tan oscuras, por qué son tan sucias?" "¿Qué he hecho ahora?" "¿Qué hicimos para causar esto?"
Narración: En 1931, no había mejor lugar para ser granjero que las Llanuras del Sur. El resto de la nación estaba en medio de la Gran Depresión, pero en la región del trigo, estaban recogiendo una cosecha récord. Los granjeros habían convertido las llanuras indómitas en una de las regiones más prósperas del país.
Lawrence Svobida (dramatización): Yo vine al condado de Meade, Kansas impulsado por la ambición de tener una granja de trigo.
Narración: Lawrence Svobida venía del cinturón maicero de Nebraska a iniciar su propia granja. Era uno de esos que creían haber encontrado el paraíso.
Lawrence Svobida (dramatización): Cosechar trigo era emocionante para mí. El rugido de los motores y el gemido de la cosechadora eran música para mis oídos. Era impresionante, cientos de hectáreas de trigo que eran míos. Para mí, era el lugar más hermoso en todo el mundo.
Narración: A comienzos del siglo, cuando los habitantes contemplaban las Llanuras, veían una vasta expansión de arbustos y pastizales. La tierra era verde y frondosa y el suelo tan rico que un observador señaló que "parecía chocolate donde el arado movía el césped". Los recién llegados no se dieron cuenta de que estaban presenciando solo un breve momento en un ciclo infinito de lluvias y sequías.
Propagandistas y promotores atraían a los granjeros con la promesa del cielo en la tierra.
Cartel promocionando las Llanuras de Texas: Las Hermosas Llanuras del Sur de Texas. OPORTUNIDAD.
Cartel promocionando las Llanuras de Kansas: La guía del inmigrante de las tierras más fértiles de Kansas.
Pamela Riney-Kehrberg, Historiadora: Tienes a las compañías ferroviarias y a los estados publicando anuncios animando a la gente a pensar en esta tierra como una tierra abundante. El estado de Kansas publicó carteles mostrando sandías del tamaño de un auto, uvas del tamaño de una bola de boliche, maíz que tenías que recolectar subiendo una escalera y animaron a la gente a creer que este era el Jardín del Edén, si tan solo tuvieran el valor de salir a retar la tierra.
Narración: Miles de ansiosas personas aceptaron el reto, trayendo técnicas de cultivo que habían funcionado bien en el norte y el este. Confiados en la lluvia, sin pensar en el viento, araron kilómetros de tierra virgen.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, Washington quería trigo. El trigo ganaría la guerra. Con un récord de precios altos, la tierra prometida se estaba volviendo realidad. Millones de hectáreas de pastizales se araron por primera vez. La carrera estaba en marcha para convertir las Llanuras en ganancia.
Como gigantes insectos blindados arrastrándose en el horizonte los tractores llegaron a los campos en la década de 1920. Con un tiro de caballos, un granjero podía arar a duras
penas una hectárea al día. Con un tractor podía arar 20. La revolución estaba en camino.
J.R. Davison, Residente de Texhoma, Oklahoma: Así que todo mundo consiguió un tractor John Deere o un viejo International y se lanzó a arar este país de verdad. Y mi papá no era diferente a los demás. Ya sabes, manejaba esa cosa todo el día, y al anochecer, entraba a hacer las tareas del hogar y yo salía a operar el tractor hasta la mañana. Papá lo trabajaba en el día. Le hacía mantenimiento, lo lubricaba, estaba todo a punto. Cuando era mi turno, solo tenía que salir a conducirlo.
Narración: Con tanta abundancia en las Llanuras del Sur, forasteros vieron la oportunidad de enriquecerse y empezaron a especular con el trigo. Los llamaban "granjeros de valija", banqueros del este, empresarios, abogados que ponían su semilla y se iban hasta la temporada de cosecha.
Melt White, Residente de Dalhart, Texas: Producían bien. Parecía que era una buena cosa que nunca acabaría. Así que abusaron de la tierra. La abusaron terriblemente, la violaron. Sacaron todo lo que pudieron. Y no pensamos, excepto para nosotros todo se reduce a la codicia. Sabes, somos egoístas y queremos lo que queremos, y ni siquiera pensamos cuál puede ser el resultado final.
J.R. Davison, Residente de Texhoma, Oklahoma: Yo creo que la mayoría de esa gente pensó que esto era simplemente, diríamos, su propio paraíso: "Siempre será así". Así que siguieron estropeando esta región, y araron una gran parte de la región que nunca ha debido ararse. Ellos araron casi toda la región. Y ese es el momento que se volvió terriblemente seco.
Narración: Los torbellinos siempre habían bailado en los campos en días calurosos y secos. Nadie hizo mucho caso al hecho de que estos remolinos de polvo estaban volviéndose más densos, altos y rápidos de lo normal. Luego, en el verano de 1931, las lluvias pararon. El trigo se marchitó en los campos, dejando la tierra al descubierto y vulnerable a los vientos amenazadores. Pero nadie estaba preparado para lo que estaba por venir.
Lawrence Svobida (dramatización): Los vientos desataron su furia con una fuerza más allá de mi imaginación desbocada. Sopló continuamente durante cien horas y parecía como si se fuera a llevar toda la superficie de la Tierra. Hasta donde mis ojos podían ver, mis campos estaban completamente pelados.
Narración: A medida que el polvo envolvía la atmósfera, se te metía en los ojos, la nariz y la boca. Respirar se hizo difícil. La Cruz Roja emitió un urgente llamado en busca de mascarillas, especialmente para los niños.
Floyd Coen, Residente de Elkhart, Kansas: Así que usábamos mascarillas en la escuela y durante el trabajo y demás. Era una mascarilla de gasa que... Y nunca podías tomar una buena bocanada de aire. Y a menudo de preguntabas, "¿Tendré suficiente oxígeno en mi sistema? ¿Será esto perjudicial?"
Narración: La gente agarraba cualquier retazo para cubrirse la cara. Los valles parecían campos de batalla de la I Guerra Mundial, con polvo, en cambio de gas mostaza, ensuciando el aire. Donde el grano había crecido a la altura del hombro, granjeros aturdidos caminaban por entre campos destrozados. Había tomado mil años construir 3 cm de capa superior del suelo en las Llanuras. Tomó solo unos minutos para que un buen soplo lo barriera todo.
Imogene Glover, Residente de Guymon, Oklahoma: Bueno, después de una tormenta de polvo el piso estaba completamente pelado donde la capa superior del suelo se había volado. Había montículos donde habían estado las cercas. No teníamos mucho excepto el viejo suelo pelado y duro. Fue... una mala época.
Narración: Cuarenta millones de hectáreas de las Llanuras del Sur se estaban convirtiendo en un erial, un círculo abarcando grandes secciones de 5 estados en el corazón de la nación, los enclaves de Texas y Oklahoma, el oeste de Kansas, y las secciones del este de Colorado y Nuevo México.
Un periodista que viajaba por la región, lo llamó el "Dust Bowl" (tazón de polvo).
Juez Wilson Cowen, Residente de Dalhart, Texas: Las casas de las granjas se veían horribles. El polvo yacía hasta el alféizar de las ventanas, en las granjas, hasta el alféizar. E incluso la mitad de la puerta estaba bloqueada por la arena. Y si la gente quería salir, tenía que hacerlo por la ventana, salir y con una pala destapar la puerta principal. Y ya no había jardines. No había ni una ramita verde, ni un ser vivo de ninguna clase, ni siquiera un ratón de campo, nada.
Narración: Convencidos que las tormentas eran un insólito accidente y que las lluvias pronto volverían, la gente no podría haber imaginado que estaban iniciando una batalla que duraría una década.
Margie Daniels, Residente de Hooker, Oklahoma: A la mañana siguiente, todavía tenían ese polvo asentándose en el aire, y el sol saldría y todo otra vez. Pero todo estaría cubierto de tierra. Todo estaba lleno de polvo. Si estabas cocinando, terminabas con polvo en la comida, y lo sentías en tus dientes. Empezabas a comer y cuando bebías agua o algo, apretabas los dientes y siempre sentías como que había arenilla en tus dientes. Sabes, era, se sentía horrible.
Clella Schmidt, Residente de Spearman, Texas: Al día siguiente, cuando mi madre y mi abuela empezaron a limpiar la casa, sacaron baldes rellenos de polvo. Lo recogían en los cucharones del trigo, que son de buen tamaño, y lo sacaban al patio.
Imogene Glover, Residente de Guymon, Oklahoma: El polvo era como polvos faciales. Era muy denso y espeso. No era como arena. Era... muy... denso, como polvos faciales, pero más oscuro, casi negro.
Narración: Para asombro de los habitantes, el polvo siguió llegando. En 1932, el Servicio Meteorológico reportó 14 tormentas de polvo. Al año siguiente, el número subió a 38.
La gente trató de protegerse colgando sábanas mojadas frente a las puertas y ventanas para filtrar la tierra. Rellenaban los marcos con cinta adhesiva y trapos. Pero era imposible mantener las partículas finas afuera. El polvo se entraba por entre cualquier grieta o hendidura.
Imogene Glover, Residente de Guymon, Oklahoma: Simplemente teníamos mucho... polvo. Yo crecí con eso, pensé que de eso se trataba la vida.
Narración: La sequía persistió y empeoró debido a algunos de los veranos más calurosos registrados. Los molinos de viento proveían agua potable de los pozos, pero los campos estaban completamente secos. Todavía confiados que las lluvias volverían, los granjeros seguían arando. "De esta ráfaga de polvo", escribió un observador, "los hombres del oeste de Kansas silban y van derecho a sembrar trigo".
Lorene White, Residente de Manter, Kansas: Si papá estaba en el campo, siempre teníamos miedo, sabes. No sabíamos si papá iba a poder entrar o no, porque el polvo era tan fuerte. Papá tenía la tendencia, igual que la mayoría de los hombres. Permanecían en el campo hasta que la tormenta llegaba. Así que mamá y nosotros los niños mirábamos, esperando a que papá entrara, pensando que fijo volvería antes que el polvo llegara, y normalmente no lo hacía. Entonces tocaba preocuparse de cómo iba a entrar. Y yo, preocuparme era parte de mi constitución, así que yo, él me preocupaba mucho.
Narración: 1934. Las tormentas llegaban con alarmante frecuencia. Los residentes creían saber el origen de una tormenta por el color del polvo: negro de Kansas, rojo de Oklahoma, gris de Colorado o de Nuevo México. A medida que las tormentas arrasaban con la región, desataron otra fuerza destructiva.
J.R. Davison, Residente de Texhoma, Oklahoma: Me acuerdo de que papá tenía una buena cosecha de trigo creciendo y venteó terriblemente durante dos días. Al final de los dos días, la electricidad estática, la electricidad en el aire había matado por completo la cosecha de trigo. Todo ese trigo verde estaba quemado y muerto.
Melt White, Residente de Dalhart, Texas: Yo tenía un huertico y tenía unas sandías, y llevaba el agua, el balde para regarlas. Y me acuerdo de que salí esa noche a regarlas, y tenía unas sandías del largo de mi meñique, lindas, resplandecientes. A la mañana siguiente, después de una tormenta ahí están las sandías, las ramas enredadas y las sandías negras como la brea, solo, completamente... por la electricidad estática y el continuo viento.
Narración: Para los granjeros, ya iban para tres años sembrando con pocos resultados. Los tiempos difíciles empezaban a pasar factura.
Margie Daniels, Residente de Hooker, Oklahoma: Me acuerdo mirar a papá recostado en su sillota, su viejo sillón, los pies en alto y por lo general uno de los niños sobre su regazo y el estaría como mirando al infinito o algo así. Te dabas cuenta. Te dabas cuenta por su actitud si estaba deprimido.
Melt White, Residente de Dalhart, Texas: Mi mamá estaría caminando y cuando estaba a punto de llorar, levantaba la barbilla y apretaba las manos y decía: "Oh, el viento, el viento, el viento". Y solo lloraba porque se daba cuenta del estado de las cosas. Yo no, pensaba, "Está seco, y el viento sopla y el polvo vuela". Pero ella sabía que papá trabajaba ganando muy poco y estábamos a punto de morir de hambre.
Imogene Glover, Residente de Guymon, Oklahoma: Teníamos muy poca comida, todos, y vivíamos literalmente de pan de maíz y fríjoles. Esa era nuestra comida principal. Y en la noche, solo teníamos pan de maíz y leche igual a todos los demás. De hecho, yo pensaba que teníamos buena comida comparado con otras personas.
Narración: Más allá de las Llanuras del Sur, pocos captaron la verdadera dimensión de la tragedia. En Washington, veían el Dust Bowl como otro punto problemático en la crisis nacional de la Depresión. El gobierno comenzó a ofrecer asistencia a través del Nuevo Acuerdo de Franklin Roosevelt.
Lorene White, Residente de Manter, Kansas: Mi papá era muy orgulloso. Pensaba que era caridad aceptar ayuda del gobierno y durante mucho tiempo, no lo hizo. Incluso cuando los programas del gobierno llegaron, relacionados con su agricultura, donde le podían haber pagado por ciertas prácticas agrícolas fue bastante tiempo que mi papá no quiso.
Narración: Las duras personas que poblaron esta región no eran "recostadas", insistían los habitantes. Aún así, muchos no tuvieron otra opción que sufrir la humillación de recibir cheques de ayuda y el reparto de alimentos.
Lorene White, Residente de Manter, Kansas: Hubo un tiempo cuando había enlatados disponibles para quienes estaban en nuestra misma situación. Éramos pobres, supongo. No nos considerábamos pobres, pero supongo que lo éramos. Y papá no dejaba que mamá los aceptara. Yo creo que papá nos hubiera dejado comer bastante mal antes de recibir ayuda alguna. Él era, pensaba que ese era su trabajo. Él era el sostén de la familia. Y para él era una vergüenza dejar que alguien más viniera a cuidar a su familia y sintió que eso es lo que estaba pasando.
Narración: Parte por parte, los granjeros estaban perdiendo todo lo que valoraban. En el otoño de 1934, cuando el alimento para el ganado se agotó el gobierno empezó a comprar y destruir miles de vacas hambrientas.
Melt White, Residente de Dalhart, Texas: Todos los días era peor y no podías ver un final. No podías ver ninguna mejoría. Y el gobierno viene y toma el ganado y lo mata, paga $16 por vaca y $3 por ternero. Cuando eso acabó entonces no te quedaba prácticamente nada.
Narración: De todos los programas del gobierno, el sacrificio del ganado sería el más doloroso.
Melt White, Residente de Dalhart, Texas: Bueno, esa vaca tú la habías ordeñado, habías visto sus ojotes, ojos amigables y te había proporcionado leche y comida y luego verlos llevársela, y sabías que ese era su final, el final de su vida. Bueno, ¿cuándo iba a llegar el tuyo, sabes? Fue muy triste... con seguridad.
Narración: Con las Llanuras del Sur volviéndose desérticas con cada mes que pasaba, los habitantes comenzaban a preguntarse si la única diferencia entre el Dust Bowl y el desierto del Sahara era que un montón de "malditos tontos" no estaban tratando de arar las arenas del Norte de África.
Lawrence Svobida (dramatización): Yo creo que todo hombre debe ver la belleza de kilómetro tras kilómetro de tierra llana donde el trigo te llega a la cintura, se balancea con la menor brisa y se vuelve dorado bajo el sol abrasador.
Era de noche cuando un enorme banco de nubes oscuras de lluvia se formó en el noroeste. A medida que la tormenta se acercaba, podía sentir su frescura, olerla, casi probarla. Esperé en suspenso, mirando, esperando, rezando por la lluvia. Pero la lluvia no llegó.
Narración: 1935. Después de años de sequía y polvo, a la tierra ahora la estaba destruyendo otro tipo de plaga. Cientos de miles de liebres muertas de hambre bajaron de las laderas, devorando todo en el camino. La gente se vio forzada a iniciar una campaña de exterminio. Casi todos los domingos, la gente participaba en las campañas contra las liebres.
J.R. Davison, Residente de Texhoma, Oklahoma: La primera vez en la colina, en la campaña, había una fila larga de nosotros. Parecía como si el suelo debajo de nosotros se hubiera empezado a mover. Parecía como una manada de ovejas, pero eran liebres. La primera campaña contra las liebres que presencié fue con escopetas, pero eso era como peligroso, así que luego decidieron que tendrían más campañas de estas y usarían solo garrotes. Así que formaban filas de gente y estas filas de gente iban marchando y se acercaban encauzando a las liebres en esas jaulas. Y a la que intentara escaparse, que eran muchas de ellas, se supone que debías golpearla en la cabeza con el garrote, cuando pasaban. Y luego cuando las tenían a todas en esas jaulas, entonces los jóvenes se metían a las jaulas con estos garrotes, que eran como el mango de un hacha vieja, o algo así y las mataban a golpes. ¡Me imagino lo que diría la Sociedad Protectora de Animales hoy en día! ¡Uf!
Margie Daniels, Residente de Hooker, Oklahoma: Podías oír a las liebres gritar. Eso es lo que me daba miedo a mí. Yo creo que ese sonido afectó a todo el mundo. Sé que a mí me sonaba horrible cuando era niña. Y yo, sabes, pensaba que "sonaba como un bebé llorando o chillando o sufriendo". Era muy triste. Y entonces esta tormenta de polvo venía en ese momento. Empezaba a oscurecer, y sabes, algunas personas pensaron que era la ira de Dios viniendo por ellos por haber matado a esas liebres así.
Narración: El 14 de abril de 1935 fue el peor día de todos, el día que ningún habitante del Dust Bowl olvidaría, el día que llamarían el "Domingo Negro".
Margie Daniels, Residente de Hooker, Oklahoma: Todo el mundo trató de salir de ahí. Todo el mundo estaba luchando por subirse a los vehículos y encontrar a sus familias. Se veía bien negra al acercarse, grandes remolinos llegando.
Narración: A medida que se acercaban las nubes negras, hubo un silencio amenazante. Minutos más tarde, la quietud la rompieron miles de pájaros huyendo de la avalancha de polvo.
Melt White, Residente de Dalhart, Texas: Y en el norte es solo un pequeño banco, de que, 2 o 3 metros de alto, pero tenía una de esas cabezas a cada lado. Hice un poco de cosas alrededor de las gallinas, y volví a casa y dije: "Papá, no vamos a poder ir a la iglesia esta noche". Y él dijo, "¿por qué?" y… Así de rápido iba moviéndose.
J.R. Davison, Residente de Texhoma, Oklahoma: Mi papá fue a la cocina cuando ese polvo volaba en su peor momento, el viento estaba azotando de verdad. Y me acuerdo de que mi papá entra y agarra las tablas de madera y sus manos se movían de arriba a abajo, 12 a 15 cm, el viento estaba soplando muy duro. Y pensé para mis adentros, "Esto puede que se vuele".
Margie Daniels, Residente de Hooker, Oklahoma: Cuando la tormenta golpeó, mi papá nos agarró. Recuerdo a papá llevarme y nos puso al lado del carro, y dijo, "Quédense acá, no se muevan". Bueno, yo no me iba a mover. Entonces un vecino estaba llorando y toda su familia estaba llorando. Y entonces papá se acercó y trató de ayudarles y estaba metiendo su pañuelo en el radiador y poniéndolo en su cara y dice "Dios, vamos a morir". Dijo: "Todos vamos a morir". Y finalmente papá dice: "¡Cállate! Ayúdame a cuidar estos niños". Y ahí es cuando le dijo, "Sube a tu familia al carro y yo los empujo hasta la casa."
Narración: Aterrorizada, la gente trató de manejar a través del polvo. Un granjero de Kansas, desorientado, se salió de la carretera. Los rescatistas lo encontraron al día siguiente, asfixiado.
Clella Schmidt, Residente de Spearman, Texas: Mi papá pensó que deberíamos parar y recoger a la vecina y a su bebé y golpeó justo cuando nos bajamos del carro para entrar a la casa. Y esta mujer estaba histérica. Estaba, pensó que tal vez debía simplemente matar al bebé y a sí misma porque era el fin del mundo, y no quería enfrentarlo sola. Así que mi papá le citó escrituras bíblicas para probar que no era hora del fin del mundo, que no tenía idea qué era esto, pero con certeza, no era el fin del mundo.
Narración: Después del "Domingo Negro", otros buscando en la biblia encontraron apoyo para sus peores miedos. "El Señor hará que la lluvia de tu tierra sea polvo y ceniza", leyeron. "Del Cielo descenderá sobre ti, hasta destruirte."
Melt White, Residente de Dalhart, Texas: La primavera de 1935, el viento sopló 27 días y noches sin parar. Y recuerdo que fue cuando mamá yo pensé que se estaba enloqueciendo, porque el desespero, si el viento soplaba de día o de noche y paraba, había alivio, pero día y noche, 24 horas de uno y 24 del otro... Pero fueron 27 días y noches en la primavera de 1935 en que no paró.
Narración: Vivir en las Llanuras se estaba volviendo un acto de pura voluntad. El polvo estaba empezando a enfermar a todos los seres vivos. Los animales aparecían muertos en los campos, 5 cm de polvo recubriendo su estómago. La gente escupía terrones de tierra, a veces de 7 o 10 cm de largo y tan gruesos como un lápiz. Una epidemia se propagaba a lo largo de las Llanuras. La llamaron "neumonía del polvo." Muchos residentes probaron sus propios remedios caseros.
Floyd Coen, Residente de Elkhart, Kansas: Grasa de zorrillo. Teníamos un vecino que atrapaba zorrillos y guardaba la grasa y la derretía y supuestamente la grasa de zorrillo, el aceite penetraba mejor tu pecho, pero nosotros nunca, no nos gustaba usarlo.
Imogene Glover, Residente de Guymon, Oklahoma: Mi madre nos daba azúcar con una gota de aceite de carbón o de aguarrás. Y esto limpiaba las flemas de nuestras gargantas.
Lorene White, Residente de Manter, Kansas: Mamá mezclaba querosén con manteca. Ahora tenemos Crisco, pero en esas teníamos manteca y ella los mezclaba. Supongo que nos hubiera quemado si no le echaba manteca, pero nos frotaba la garganta. Estábamos cubiertos en eso y yo lo odiaba porque apestaba.
Narración: En 1935, un tercio de las muertes en el condado de Fort en Kansas, fueron por neumonía. Los niños eran especialmente vulnerables.
J.R. Davison, Residente de Texhoma, Oklahoma: Supongo que estaba más enfermo de lo que pensaba porque empecé a delirar. Estaba fuera de mi cabeza. Todavía puedo ver los caballos del carrusel salir del techo, ¿Sabes? Así… como el caballo del carrusel, alrededor van los caballos. Y decía, "¿Mamá?"... Ella siempre estaba junto a mi cama, parecía. Le decía, "Mamá, esos caballos te van a golpear". "Más te vale que muevas la cabeza". Y ella movía la cabeza. Y decía, "A ese le hubiera gustado darte". Así que no sé realmente que tan enfermo estaba, pero creo que bastante enfermo. Yo creo que una o dos veces pensó que no iba a mejorarme.
Margie Daniels, Residente de Hooker, Oklahoma: Yo tenía un hermanito que tuvo neumonía 3 veces y siempre pensé que fue por todo ese polvo. Me acuerdo que mi madre tomó, le dio una cucharada de medicina. Yo dormía con ella porque teníamos que sentarnos con él toda la noche. Y ella puso la medicina en la cuchara y se la dio en la boca y él... se la tragó y se recostó en sus brazos y murió. Disculpe. Pero nunca olvidaré como afectó a mi madre. Empezó a gritar y solo lo abrazó tan fuerte. Y aunque tenía varios hijos, la gente dice, "Bueno, tienes varios hijos, si pierdes uno, no importa". Eso no es cierto, porque esto afectó a mi madre de tal forma... Nunca volvió a ser la misma. Lloraba hasta dormirme, todas las noches durante un año, por perderlo. Creo que lo peor de todo fue que yo traje el sarampión a casa. Yo estaba en la escuela y traje el sarampión, a la casa conmigo y si él no hubiera tenido sarampión puede que se hubiera mejorado. Pero dijeron que neumonía y sarampión, nunca lo haría.
Narración: Para finales de 1935, sin lluvia sustancial en cuatro años, algunos de los habitantes se estaban dando por vencidos. La gente vio como sus vecinos y amigos recogieron sus cosas y se dirigieron al oeste en busca de trabajo agrícola en California. Habiendo empacado sus pocas pertenencias, ni siquiera cerraban las puertas al salir. Se fueron, sus ojos fijos en el camino incierto que tenían adelante.
Juez Wilson Cowen, Residente de Dalhart, Texas: Muchos paraban en el juzgado, venían a verme y a decir, "Juez, se nos colmó el vaso". "No nos queda nada". "Tenemos que irnos de aquí". Y luego me decían, "Necesitamos una llanta de segunda mano con urgencia". Entonces yo siempre firmaba las órdenes autorizando a las estaciones de servicio locales a darles una llanta de segunda barata que les costaba $3.50 y un tanque lleno de gasolina. Y quedaban bien contentos. Pero te digo, estaban demacrados, se veían agotados. Sentía pena por ellos. Toda la familia: la esposa, los niños, el esposo todos se veían cansados, personas que podías ver estaban desesperanzadas.
Narración: A lo largo del país, corrió la voz del éxodo masivo de las Llanuras. En total, un cuarto de la población huiría de la región.
Imogene Glover, Residente de Guymon, Oklahoma: Odiábamos ver a cualquiera irse. Había muy pocos vecinos cercanos, amigos cercanos o parientes. Y odiábamos que se fueran. Pero a todos les dijimos que nos escribieran desde California. Temíamos no volver a verlos cuando todos se estaban yendo de la región.
Lorene White, Residente de Manter, Kansas: Mucha gente se fue. La familia al oeste de nosotros se fue, y tenían niños con los que jugábamos. Había una familia, 2 familias al este de nosotros que se fueron. Una de esas familias fue la que el hombre murió, el joven murió de neumonía del polvo. Y ellos se mudaron.
Narración: A medida que la gente abandonó las Llanuras del Sur, las comunidades rurales empezaron a desmoronarse. Los bancos y los negocios fracasaron. Las escuelas cerraron sus puertas. Tapiaron las iglesias. Y aún cuando el mundo se desmoronaba a su alrededor, la mayoría de los habitantes eligió quedarse.
Melt White, Residente de Dalhart, Texas: Papá siempre vivió con esperanza. Él, "el próximo año, el próximo año". "Fracasé esta vez, pero el próximo año va a mejorar". Y nunca le vi en la cara darse por vencido o renunciar. Siempre estuvo ahí y parecía que iba a lograrlo de un modo u otro. Si alguien iba a lograrlo, él iba a ser uno de ellos.
Narración: Nadie entendió la tenacidad de los granjeros de las Llanuras mejor que John McCarty, el editor del periódico el Dalhart Texan. John McCarty era un gran propagandista. Siempre estaba diciendo que "uno de estos días las lluvias volverán y esta tierra florecerá como una rosa". Y era bueno difundiendo el mensaje.
Una semana después del infame Domingo Negro, McCarty creó el Club del Último Hombre. Urgiéndole a la gente a que "agarrara una raíz con fuerza", el joven editor hizo un llamado a las armas.
Juez Wilson Cowen, Residente de Dalhart, Texas: El Club del Último Hombre fue una iniciativa de John McCarthy para reforzar la valentía en la mente de la gente. Y todos los que nos unimos, creo que yo era el número 31, todos teníamos que firmar una promesa. Y la promesa decía algo así como: "En la ausencia de un acto de Dios, lesiones graves en la familia, o cualquier otra emergencia, yo prometo estar aquí, como el último hombre y hacer todo lo posible por ayudar a los últimos hombres que permanezcan en la región".
John McCarty: "En los estados al norte de acá, miles de personas se están yendo. Bueno, nosotros no vamos a renunciar. Una tierra sin habitantes es una tierra salvaje. ¿Vamos a quedarnos hasta que el infierno se congele?"
Floyd Coen, Residente de Elkhart, Kansas: A menudo mi padre decía, "¿Por qué me voy a ir a otra parte? Todo lo que tengo está acá, y va a estar, va a mejorar". Se lo oí decir
tantas veces, "Va a mejorar".
Narración: En las afueras de Amarillo en Texas, la gente descubrió un nido de cuervos hecho en su totalidad de alambre de púas, el único material que los pájaros podían escarbar en esas tierras sin vida. Todo lo que podía, aguantaba obstinadamente.
En el reseco paisaje de Texas, Ted Thornton, un experto en explosivos, propuso una innovadora solución a los males de la región. "Explosiones", afirmó, "despertarían la atmósfera e inducirían la lluvia". Desesperados por terminar la sequía, granjeros y comerciantes contrataron a Thornton dándole $300 para comprar nitroglicerina y TNT. Se promocionaba como "el hacedor de lluvia" y unas cuantas personas creyeron que podía ayudar.
Juez Wilson Cowen, Residente de Dalhart, Texas: Yo no estaba seguro de que uno pudiera hacer lluvia así, pero, claro, tengo que admitir que no sabía. Y como los demás, esperaba que quizás, algo bueno fuera pasar, que llovería un poco.
Bueno, lo intentó dos o tres veces y uno de los extraños resultados fue que un poco después de su último intento cayó un poco de nieve. No mucha, pero era mayo, así que era algo inusual. Habría no sé, entre 5 y 7 cm máximo. Y le dieron mucho crédito por eso. Algunos de los patrocinadores de su trabajo pensaron que la sequía iba a terminar entonces, pero obvio era ilusorio, eso no sucedió.
Lawrence Svobida (dramatización): El verano del año 36 fue uno de los más calurosos de todos. Cientos de km cuadrados absorbieron los rayos del sol como ladrillos refractarios en un horno. El viento era como ráfagas de un enorme y ardiente horno que hacía que mi cara se ampollara y pelara. Tal vez estaba aprendiendo estoicismo, pero me estaba acostumbrando al desastre.
Narración: A medida que la sequía avanzaba, había algunos que sostenían que los mismos granjeros tenían la llave de su propia supervivencia.
Hugh Bennett, Movimiento de Conservación, Fragmento de una película: "Nosotros, americanos, hemos sido los peores destructores de la tierra de todas las razas o pueblos, bárbaros o civilizados".
Narración: Conocido como el padre de la conservación del suelo, Hugh Bennett era el líder de un nuevo grupo de expertos agrícolas. Sostenía que las técnicas de conservación podrían restaurar la agricultura en las Llanuras del Sur. Bennett llevó el caso a los legisladores en el capitolio. Cuando estaba a punto de declarar, se enteró de que una gran tormenta de polvo se dirigía a la costa este. La tormenta ya había depositado 12 millones de toneladas de polvo en Chicago, 2 kilos por cada persona en la ciudad, y estaba a punto de descender en la capital. Bennett utilizó todas las tácticas para demorarse y mantener al comité en sesión hasta que la oscura penumbra se asentó sobre Washington. "Esto, señores", anunció, "es de lo que he estado hablando". Por primera vez, la gente del este olía, respiraba y probaba el polvo que soplaba de las Llanuras del Sur.
Durante años, antes de las tormentas de polvo, el gobierno federal había considerado el suelo como un recurso ilimitado e indestructible. En un cambio importante, Washington puso todo el peso de su autoridad detrás de la conservación de los suelos. Para promover el nuevo mensaje la administración produjo una película provocadora acerca de las causas del Dust Bowl. Filmada cerca de Dalhart, Texas, los cineastas buscaron a un granjero local para hacer el papel de uno de los primeros habitantes. Encontraron a Bam White, el papá de Melt White.
Melt White, Residente de Dalhart, Texas: Querían a alguien con un tiro de caballos para mostrar, más o menos, como empezaron a labrar las Llanuras. Así que él, con un tiro, solo dos caballos, y un arado, así podían mostrar que, y que él usara el arado en el suelo y empezara a romper el césped y los pastizales que nunca se habían labrado. Así que se le acercan. Y yo sé que se puso su mejor sombrero y se fue a las 8, 8:30 de la mañana y volvió después de las 11y nunca en tu vida viste a un hombre más feliz. Dijo, "Me pagaron $25 por dos horas de trabajo". Dijo, "Eso es casi un salario mensual, y no sé cómo pueden pagar esos sueldos". No tenía idea de que se trataba, quienes eran, o que iban a hacer con eso.
Narrador en película del Dust Bowl: "Fuertes vientos y sol". "Fuertes vientos y sol". "Una región sin ríos y con poca lluvia". "Granjero, ara a tu propio riesgo".
Melt White, Residente de Dalhart, Texas: Así que lo tenían a él siendo el culpable por haber empezado, en aquellos tiempos al principio.
Narrador en película del Dust Bowl: "40 millones de hectáreas". "80 millones de hectáreas". "Más trigo".
Narración: En 1936, la película terminada se lanzó en todo el país y en Dalhart, en el teatro Mission.
Melt White, Residente de Dalhart, Texas: E inmediatamente mi papá atraviesa la pantalla, él y Tom y Anne, los nombres de los caballos. Ahí estaba arando y aquí estaba sentado a mi lado, y lo veía a él, viéndolo allá y yo no podía entender cómo estaban haciendo eso, mostrándolo de verdad y mostrando a los caballos, y aquí estaba sentado junto a mí. Así que fue algo grande y esa fue la primera película que vi en mi vida.
Narrador en película del Dust Bowl: "El año pasado, todos los meses del verano 50 000 personas dejaron las Grandes Llanuras en las autopistas, camino a la costa del Pacífico, la última frontera".
Narración: Presas del pánico por las hordas de refugiados sin dinero camino a la costa oeste, un informe del gobierno advertía que "por su propio bien, la nación no puede permitir que los granjeros fracasen".
En 1937, Washington inició una agresiva campaña para incentivar a los granjeros a adoptar métodos de siembra y arado que protegieran el suelo. Pero convencer a los granjeros de las Llanuras del Sur de cambiar sus hábitos no sería fácil.
J.R. Davison, Residente de Texhoma, Oklahoma: Salieron con muchos de estos métodos, pero la mayoría de los viejos no lo hacían así. Finalmente les tocó pagarles. Podías ganar 50 centavos por hectárea si usabas uno de estos métodos. Y eso puso a muchos de ellos a trabajar, porque necesitaban esos centavos por hectárea.
Narración: Una vez más, los granjeros operaban los tractores de sol a sol, esta vez para evitar que los campos yermos se volaran.
Lawrence Svobida (dramatización): Sentí que me estaba volviendo un esclavo de la tierra, pero me aferré a la idea de que esta tierra no podía seguir volándose. Muchas veces estaba tan lleno de polvo que manejaba sin poder siquiera ver la tapa del radiador en mi tractor o poder oír el rugir de los motores, pero seguía conduciendo, una y otra vez, por conjetura e instinto. Estaba dándole la última pelea al Dust Bowl.
Narración: 1938. La masiva cruzada conservacionista había reducido la cantidad de tierra volando en un 65 por ciento. Pero la sequía se hacía eterna. La tierra reseca se negaba a ofrecer una vida digna. Los orgullosos habitantes de las Llanuras dependían de los proyectos de trabajo del gobierno para subsistir.
Melt White, Residente de Dalhart, Texas: Papá se levantaba por la mañana alimentaba a los caballos, ponía los arneses, los enganchaba y a trabajar. Trabajaba para la Administración para el Progreso de las Obras. Todo el tiro, $1.35 al día, él, el tiro y la carreta. Y eso era todo.
En un fin de semana, digamos un domingo, tratábamos de que tocara el violín. Bueno, cuando trabajaba para la WPA tirando caliche, sus manos estaban secas por el caliche, ese álcali te agrieta las manos y sacaba el viejo violín y se me aguan los ojos de pensar que él tocaba con sangre corriendo entre los dedos. Solo para distraernos.
Lawrence Svobida (dramatización): Los pastores enseñan las bendiciones de la adversidad, pero ahora yo creo que demasiada adversidad destruye a una persona. Temporada tras temporada, yo trabajé sin parar para que mi tierra no se volara y ninguno de mis esfuerzos fue fructífero. No hay palabras para describir la experiencia cuando el delgado hilo de la fe se rompe. Mi juventud y mi ambición quedaron molidos entre el polvo. Finalmente, estaba listo para admitir mi derrota.
Narración: En la primavera de 1939, después del fracaso de siete cosechas de trigo en ocho años, Lawrence Svobida abandonó su granja y se fue, convencido de que el Dust Bowl iba a crear un Sahara americano.
Seis meses más tarde, los cielos finalmente se abrieron.
Casi una década de tierra y polvo estaba por terminar.
Floyd Coen, Residente de Elkhart, Kansas: Cuando la lluvia llegó, significaba la vida misma. Significaba un futuro. Significaba que habría algo mejor delante de ti. Y nosotros los jóvenes y a veces los mayores salíamos durante la lluvia y sentíamos la lluvia tocándote la cara. Fue una época muy emocional. Cuando llovía porque significaba tanto para ti, te daba… No eran más falsas ilusiones. Sabías entonces que ibas a tener algunas cosechas.
Melt White, Residente de Dalhart, Texas: Habría rayos en el noroeste. Veías el parpadeo de los relámpagos. Y papá decía, "Llegará a eso de las dos de la mañana". Pero las lluvias eran tan bienvenidas y olían tan rico que yo me acostaba a escuchar el golpeteo contra el lado de la casa en la noche y realmente dormir porque era una sensación maravillosa.
Narración: Con el retorno de las lluvias, los campos resecos pronto se desbordaron con trigo dorado. Los años difíciles del Dust Bowl habían forzado a los granjeros a aceptar los límites de la tierra. Pero pudiendo acumular fortunas otra vez en las Llanuras del Sur, pronto la sabiduría se pondría a prueba. En el oeste de Kansas, un grupo de granjeros se reunió en las escaleras del juzgado. Uno se sentía esperanzado por el futuro. "La gente está pensando diferente sobre cómo cuidar la tierra", dijo. "No te engañes a ti mismo," le respondió otro. "No me puedes convencer de que hayamos aprendido la lección. No está en nuestra sangre caminar sobre seguro".